Oficio del Cónsul de México en Tucson, Arizona: Arturo M. Elías a la Secretaría de Gobernación


Nº 183
AHSRE L-E-951 FF. 288 a 302
Tucson, Arizona, 15 de diciembre de 1909.
RESERVADA.

Oficio del Cónsul de México en Tucson, Arizona: Arturo M. Elías a la Secretaría de Gobernación

Asunto: Informa sobre la situación en la frontera de México y Estados Unidos.

En cumplimiento de la comisión que se dignó encomendarme esa Secretaría de su merecido cargo, para que recorriera las poblaciones fronterizas de México y los Estados Unidos de América, con el objeto de tomar datos, lo más exactamente posible, de la situación en ambos lados de la línea internacional, referentes a los mexicanos descontentos, cerciorándome de su condición, elementos, actitud y trabajos que pudieran intentar para provocar un trastorno en el órden público, visité sujetándome a las instrucciones recibidas, los lugares situados en ambas márgenes del Río Grande, así como la ciudad de San Antonio, Texas, y a satisfacción recogí informes separando con mucha dificultad los que me parecieron más completos e imparciales. Para mayor seguridad yo personalmente tomé los datos que confirmaron o rectificaron los proporcionados por nuestros Cónsules, por las autoridades y agentes secretos americanos y por las autoridades mexicanas.
Examinando las listas que me fueron presentadas en diversas poblaciones, de revoltosos y simpatizadores, segregué muchos nombres, porque unos eran de personas que hace años viven pacíficamente y si en un tiempo manifestaron simpatías por los Flores Magón y socios fue debido a que desconocían sus verdaderas intenciones declarándose sus contrarios cuando se penetraron de ellas, y otros son de individuos a quienes este consulado ha considerado como agitadores o encubridores de estos avecindados todos en el Territorio de Arizona.
A continuación y conforme al itinerario que seguí en mi expedición tengo el honor de anotar los informes correspondientes de cada población:
El Paso, Texas, y Ciudad Juárez.
Primeramente me dirigí a El Paso, Texas, a donde llegué el dia 21 de septiembre del corriente año, fecha en que se estaban haciendo los preparativos para la entrevista de los Sres. Presidentes Diaz y Taft. Con motivo de este acontecimiento tuve excelente oportunidad de observar que fuerza y amplitud tenía el movimiento sedicioso. Se decía en dicha ciudad que los adeptos y simpatizadores del llamado “Partido Liberal” estaban movilizándose de distintos lugares de Arizona y Texas para tener varias juntas y decidir la actitud que tomarían al verificarse la visita del Señor Presidente de México y que tal vez harían un atentado contra la vida de nuestro primer Magistrado.
Acudí en primer lugar al Señor Cónsul de México don Antonio V. Lomelí en demanda de los datos más exactos que tuviera sobre los revoltosos y sus actos. Según este funcionario El Paso podía considerarse como un verdadero foco sedicioso donde el que no era un activo conspirador abundaba en tales ideas: me expresó que en su concepto la vida de nuestro Presidente estaría en gran peligro durante la entrevista y permanencia en El Paso y C. Juárez y que los detectives americanos tenían noticia de un complot que confirmaba sus temores.
Con estos informes me dirigí al señor H. Hildebrand United States Deputy Marshal, persona de edad avanzada y bastante juicio pero desprovista de energía. Este señor me afirmó que sabía del plan contra el señor Presidente y que con tal fin había salido para San Antonio, Texas, estando ya de regreso, uno de los revoltosos conocidos que creía con seguridad era Práxedis Guerrero.
Fuí en seguida a C. Juárez y conferencié con los señores Teniente Coronel Gustavo Alemán, Jefe de Rurales y con el señor Felix Bárcenas, Jefe Político del Distrito. El primero me confirmó lo que me comunicaron los señores Lomelí y Hildebrand en tanto que el segundo me aseguró que ambas ciudades fronterizas estaban tranquilas y que todo lo que se propalaba eran verdaderas exageraciones.
Comencé yo entonces mis investigaciones personales para encontrar el fondo de verdad de los informes y me cercioré de que el señor Jefe Político de C. Juárez tenía razón: todo estaba tranquilo y solo unos cuantos agitadores circulaban noticias alarmistas tratando de frustrar la venida del Señor Presidente Diaz. Para darle apariencia a sus versiones los sediciosos Práxedis Guerrero y Manuel Banda partieron a San Antonio, Texas, diciendo que allá se arreglaría el atentado en todos sus detalles.
Pude en seguida averiguar que quien había informado al Sr. Hildebrand era el conocido revoltoso Lauro Aguirre quien, abultándo los hechos, comenzaba a arraigar la creencia de que en realidad se preparaba algo contra nuestro Presidente y por consiguiente eran necesarias muchas precauciones para evitar un fatal acontecimiento.
Coincidió con estos rumores el hallazgo en una casa de C. Juarez de un pequeño pedazo enmohecido de un cartucho de dinamita el que, como tuve el honor de comunicarlo oportunamente a esa Secretaría, no tenía importancia alguna, haciéndolo así saber a la prensa americana que rectificó sus informes publicados, en alto grado exagerados.
La población de origen mexicano en El Paso es aproximadamente de quince mil personas. De estas hay como dos mil quinientos que son ciudadanos americanos y tres mil mexicanos, no incluyendo la crecida población flotante de jornaleros que vienen del interior de nuestra República.
Entre la colonia mexicana de El Paso es general el sentimiento de simpatía por el gobierno de la República y así fue manifestado públicamente cuando el señor Presidente Díaz pasó a territorio americano, con sus entusiastas saludos y aclamaciones.
En las sociedades mutualistas que existen en esta ciudad y que son unas diez, contando con más de dos mil miembros, no se trata para nada de hacer la oposición al Gobierno Mexicano, sino que antes bien sus Mesas Directivas siempre están defendiendo el buen nombre de la República cuando las exageraciones de la prensa americana dan lugar a algunos comentarios desfavorables.
En general todos aquellos que cuando los Flores Magón hacían abierta propaganda de su programa revolucionario se inclinaban a él, hoy se averguenzan y se indignan cuando se les habla del llamado “Partido Liberal” y de los que fueron sus principales miembros.
Hay sin embargo un reducido número de individuos que aún se titulan sediciosos y que no pierden ocasión de hablar contra el estado de cosas de nuestro país; estos son: Norberto Flaco, Manuel Orozco, Práxedis Guerrero, Manuel Banda, Benjamín S. Silva, Lauro Aguirre, Cenobio Orozco y León Cárdenas. De ellos únicamente Lauro Aguirre tiene influencia con el elemento americano debido a sus trabajos en las campañas electorales.
Los simpatizadores conocidos de los que se consideran contrarios al Gobierno Mexicano son: Juan Ávila, J.M. Gaitán, Isidora Tostado de Cárdenas, Juan José Acosta, Jesús J. González, Dr. E. P. Campa y Juárez, Evaristo Estrada, Marcelo García, Manuel Aguilar, Antonio Solais, Antonio Velarde, Ciro N. Sánchez, Raymundo Cano y Enrique Bermúdez.
Aunque el Sr. Cónsul Mexicano en esta ciudad y el Sr. Teniente Coronel Gustavo Alemán me proporcionaron unas largas listas de personas tenidas como sediciosas tuve de suprimer muchos nombres de aquellos que según mi propia observación conozco que no ejecutan actos contra nuestro Gobierno ni aún siquiera hablan de la administración de algo que pueda ser impugnada, así como de otros que nunca han residido en El Paso.
Mis completas averiguaciones me ponen en aptitud de asegurar que tanto algunos detectives americanos como varios empleados mexicanos han dado amplio crédito a informes suministrados por personas de ninguna significación los cuales carecen de todo fundamento. Estos empleados, al trasmitir las noticias por tan desautorizados conductos adquiridas, les han concedido una importancia que no tienen y dichos informes, aumentados por el hecho de su publicidad, han llegado a considerarse como indicios de que la tranquilidad de la República pudiera verse amenazada.
He creido prudente formar un libro conteniendo los nombres, filiaciones, datos particulares y fotografías que fue posible adquirir de los individuos de quienes tengo conocimiento son o partidiarios o simplemente simpatizadores de los sediciosos, tanto de El Paso como de los demás lugares que visité en mi expedición, el cual libro tengo el honor de acompañar al presente informe.
Respecto a las casas que comercian con armas en El Paso, debido a las restricciones de la ley sólo pueden conseguirse rifles en los empeños, pero estos se encuentran de venta en varias casas de C. Juárez donde pueden comprarse sin dificultad ninguna.
Como la autoridad política de C. Juárez tiene estricta vigilancia de los individuos sospechosos que llegan a C. Juárez dicha población está enteramente pacífica y sus habitantes no tienen ninguna relación con los pocos agitadores que viven en el lado americano.
Del Río, Texas, y Las Vacas, Coahuila.
La población de “Del Río” situada 450 millas al Este de El Paso, fue elegida, por estar sin ninguna vigilancia, para centro de operaciones de los Flores Magón y socios; y no sin razón decidieron estos invadir la frontera mexicana por este lugar, pues estando en la pequeña comunidad de Las Vacas, situada al frente, de una pequeña guarnición, para el resguardo de una extensa zona casi desierta, los sediciosos creyeron que con toda facilidad aniquilarían esta débil fuerza o la incorporarían a su banda pudiendo así avanzar con toda rapidez por territorio mexicano: fue pues muy grande su sorpresa cuando vieron que con todo valor fueron rechazados, y puestos en dispersión.
Antes del ataque a Las Vacas, Del Rio era una verdadera madriguera de revoltosos quienes recibían aquí albergue y ayuda pecuniaria, impresionados como estaban muchos individuos de origen mexicano con sus promesas y falsedades. Despues de tal acontecimiento y con el establecimiento de un Consulado Mexicano todos los revoltosos y sospechosos de sedición se diseminaron y los parciales cesaron por completo de ayudarlos. Puede decirse que únicamente Amado Gutiérrez, Froilán Guerra y su hijo Cristóbal Guerra, que tomaron parte en el asalto de Las Vacas, están arrepentidos de su delito y desean obtener el indulto del Gobierno Mexicano para regresar a Jimenez, Chihuahua, donde tienen algunas propiedades.
Amado Gutiérrez está procesado por el asesinato de José A. Villarreal que también tomó parte en el asalto a Las Vacas. Las filiaciones de los mencionados están anotadas en el libro de que he hecho mención en mi informe sobre El Paso.
Los mexicanos de este lugar, que llegan como a seis mil, son, casi en su totalidad, ciudadanos americanos y toman por consiguiente parte activa en la política.
Armas y municiones se encuentran en todos los establecimientos comerciales y es rara la persona que en su casa no tiene rifle y pistola o cuando menos esta última.
En Las Vacas todo está pacífico: sus pocos habitantes tienen confianza en que no volverán a sufrir otra sorpresa; y los que allá desean adquirir armas las vienen a comprar á la ciudad americana.
Tengo la impresión de que el Consulado de México en este lugar ha sido de positiva utilidad y que de sus gestiones y observación depende la eliminación total del mismo del elemento revoltoso así como la quietud de los antiguos simpatizadores o de los que al presente sean, ocultando sus inclinaciones.
San Antonio, Texas.
En esta ciudad hace largos años que se han reunidos mexicanos de malos antecedentes que, habiendo cometido actos vituperables, toman el carácter de descontentos de su Gobierno y por la prensa como por todos los medios posibles dirigen sus ataques contra la Administración Mexicana, fomentando tambien los trabajos de los que, a título de sediciosos, vienen a vivir a expensas de la gente crédula.
En la actualidad los partidiarios y simpatizadores de los revoltosos se muestran desalentados y por demás precavidos con el temor de las medidas represivas que han tomado las autoridades americanas, teniendo ahora el convencimiento de que serán castigados si se descubren sus trabajos que son constantemente vigilados.
Según mis observaciones la mayoría de los que se llaman descontentos son ciudadanos americanos que desconocen el estado actual de nuestro país y su progreso.
La clase ignorante en San Antonio está hondamente impresionada con las ideas esparcidas por los agitadores y por lo tanto escuchan con interés sus conferencias y leen con gusto sus impresos.
John Murray, antiguo editor del magazine The Border, de Tucson, es ahora quien con mayor tesón habla de socialismo e insulta a nuestro Gobierno ayudándose con mujeres de su gremio que hacen activa propaganda. Estos incitadores al desorden no son personalmente peligrosos, pero sí lo son las ideas que inculcan en las masas.
Es muy importante relegar de San Antonio al socialista Murray o impedir de alguna manera su propaganda, porque sus trabajos aunque en la actualidad no tengan mucho éxito, son verdaderamente nocivos.
Los mexicanos que componen la llamada “Junta del Partido Liberal” decidieron en sesión el dia 14 de octubre último + que su partido se llamaría, mientras fuera oportuno, “Antirreleccionista” S.T. Agis, de Saltillo, Coahuila, presidió esta junta verificada en la casa del revoltoso Ramón Torres Delgado.
Los elementos de los sediciosos son escasos aunque tienen alguna ayuda de los socialistas, pero el principal de estos, Murray, atiende preferentemente a su personal beneficio.
No creo que haya en San Antonio ningún depósito de armas si bien estas pueden obtenerse sin dificultad en cualquiera de las casas fuertes que comercian con ellas.
Las sociedades mutualistas que admiten en su seno sediciosos mexicanos aunque en sus sesiones no sea permitido emitir ninguna idea disolvente, son: “Benevolencia Mexicana” con cerca de trescientos miembros y “Orden Amigos del Pueblo” con mil doscientos socios más ó menos.
Las demás sociedades activas “Hijos de México”, “La Unión, “Morelos”, “Benito Juárez”, “Hidalgo”, e “Hijos de Hidalgo” rehúsan la admisión de individuos sediciosos y expulsan a los socios que dan a conocer sus tendencias revolucionarias.
De los periódicos mexicanos que existen en San Antonio dos atacan a nuestro Gobierno, que son: México Internacional bisemanal que se publica muy irregularmente. Su director es Luis Alfonso Hernández y sus redactores reservados Rafael Tellez Girón y Francisco Sáenz tenidos como de los principales agitadores, colaborando tambien con esta publicación Alfonso F. Zaragoza y Oswaldo Sánchez, procedentes de Monterrey. El otro periódico es La Estrella que sale a la luz mensualmente y tiene escasa circulación.
El semanario denominado: El Látigo, del que es propietario Miguel G. Dena, antiguo simpatizador, se ha convertido en enemigo declarado de ellos por disgustos habidos y los ataca fuerte en su periódico.
El Regidor y El Correo Mexicano son publicaciones de carácter independiente.
Los datos más importantes del proceso de los sediciosos Jesús María Rangel y Tomás Sarabia, tomados de los originales que existen en poder del Procurador Federal Sr. Boynton, en Waco, Texas, tuve el honor de remitirlos a esa Secretaría con mi informe parcial de esta ciudad. La opinión del Sr. Procurador es de que existen pruebas de algún valor contra los enjuiciados y me prometió que con todo empeño procurará que sean convictos y castigados los referidos así como Guillermo Adán, cuya causa pidió ser trasladada de Eagle Pass a esta ciudad. Los tres serán juzgados en la próxima corte que se abrirá el 3 de enero de 1910, por violación a la ley de neutralidad.
Calixto Guerra, agitador que tomó parte en el asalto a Las Vacas y cuya extradición ha sido solicitada por el Gobierno de Coahuila, fue llevado de Del Río a Eagle Pass donde será juzgado por un Juez especialmente comisionado por el Gobernador de Texas.
Las autoridades, tanto federales como del Estado y locales, tienen el mayor cuidado en observar los actos de los revoltosos y están dispuestos a obrar enérgicamente cuando caigan bajo la acción de la ley. Los detectives siguen de cerca a los sospechosos y me ofrecieron informar al Sr. Cónsul Mexicano de todo lo que ocurra; y el detective Quigley a quien le es permitido examinar la correspondecia de los que juzga peligrosos, me dijo que iba a mostrar lo que tuviera interés al Sr. Cónsul Ornelas.
Hay que acoger con mucha reserva los informes de los detectives que con frecuencia son inexactos o ponderativos y creo por lo mismo que un vigilante mexicano prestaría valiosos servicios.
La población mexicana en esta ciudad asciende a unas doce mil personas de la que aproximadamente mil guardan su ciudadanía mexicana.
Como el revoltoso Práxedis Guerrero no ha podido aún ser aprehendido hice llegar a poder del señor Cónsul en San Antonio copias de unas cartas dirigidas por el susodicho Guerrero a M.L. Escamilla, empleado vigilante de la Jefatura Militar en Matamoros, con los cuales datos es posible que se averigue el lugar donde se oculta.
En el libro de filiaciones he anotado la de los sediciosos y simpatizadores residentes en San Antonio y en Kyle, Lockhart, Maxwell y Martindale, lugares circunvecinos.
Eagle Pass. Texas, y Ciudad Porfirio Díaz.
La situación de Eagle Pass es la de una ciudad donde sus habitantes se dedican a sus intereses particulares sin ocuparse para nada de hacer política contra el Gobierno de México. Aunque todos los mexicanos, con pocas excepciones, son ciudadanos americanos, en número como de tres mil, me he cerciorado de que respetan a nuestro país y sienten cariño por él. Entre ellos hay unión y solidaridad teniendo tres sociedades mutualistas en plena actividad y con magnífica organización. Para sus trabajos estas sociedades piden y aceptan las indicaciones del Sr. Cónsul Mexicano en el lugar.
No puedo dar nombres de algunos simpatizadores de los sediciosos porque, si estos existen, deben ser bien insignificantes, supuesto que, a pesar de mis trabajos, no me ha sido dable conocerlos.
En Ciudad Porfirio Diaz hubo entre los jóvenes bastantes simpatías por el llamado “Partido Liberal” las cuales desaparecieron al saberse las verdaderas intenciones de los agitadores.
El tráfico de armas es libre en ambas poblaciones ribereñas, haciéndose en dos comercios en Eagle Pass y en tres en C. Porfirio Diaz. La gente es muy afecta a poseer armas, como en toda la frontera, y casi todos los varones tienen una o varias.
Laredo, Texas, y Nuevo Laredo, Tamaulipas.
En mi visita a esta ciudad he tenido cuidado de entrevistar, como en las demás, a las autoridades, tanto mexicanas como americanas. En Laredo Texas conferencié ampliamente con el Sr. John Balls, Procurador del Condado y con el Sr. Luis R. Ortiz, sheriff del mismo así como con el Sr. A.J. Barthelow, delegado del Marshall Federal y tomé suficientes informes del Cónsul Méxicano Sr. A.L. Grajeda. En Laredo Tamaulipas, entrevisté al Presidente Municipal Sr. Macedonio Guerra y a otros funcionarios. Todos estos empleados confirmaron con los suyos mis informes personales de que las condiciones de ambos Laredos son buenas estando las dos poblaciones enteramente pacíficas. Todo el mundo tiene olvidados los insultos lanzados a nuestro Gobierno por los Flores Magón, Sarabia, de la Hoz y compañeros cuando estuvieron aquí radicados.
De la población de Laredo, Texas, compuesta como de dieciseis mil habitantes, unos cuatro mil son americanos, otro cuatro mil mexico texanos y el resto mexicanos.
No existen sediciosos dedicados a trabajos antigobiernistas y tres individuos cuyos nombres son: Marcial Garza Rivas, Aaron Johonson y Justo Cárdenas, que en un tiempo tomaron parte en la propaganda revoltosa, no se ocupan ahora de política en absoluto y pasan con mucha frecuencia al lado mexicano. Las autoridades tienen la opinión de que estas personas están por completo retiradas de asuntos revolucionistas.
En las sociedades mutualistas bien organizadas que existen, siendo estas dos, no se admite hablar de política y en la ciudad nadie es señalado como simpatizador de los agitadores.
En la ciudad de Laredo, Tamaulipas, he notado muy franca adhesión al Gobierno Federal y sus habitantes se muestran muy agradecidos por la ayuda que de este han recibido.
Armas y municiones se venden libremente en Laredo, Texas, y la mayoria de las personas tienen pistola y muchos tambien rifle: en Laredo, Tamaulipas, solo se venden cartuchos.
Rio Grande City, Roma y Camargo.
De Laredo me trasladé directamente a Rio Grande City, Roma y Camargo, y, tomados todos los datos necesarios sobre estos lugares, me complace asegurar que en ellos no hay indicios de agitadores.
Desde la época turbulenta en que merodeaba Catalino Garza, con su banda de foragidos, no ha vuelto a alterarse la tranquilidad pública y los habitantes de estas localidades no presentan ningún peligro para la paz de nuestra República. Este estado de cosas puede prevalecer siempre que nuestros Cónsules estén en constante observación de los residentes y de las personas extrañas que vengan ya sea temporalmente o con la intención de avecindarse.
No existiendo sediciosos ni simpatizadores me parece que a la única persona a quien hay que cuidar de cerca es Manuel Guerra, residente en Roma y que favoreció la asonada de Mauricio Cruz en Tamaulipas. Guerra tiene actualmente un buen comercio y hay sospechas de que disimuladamente proteje el contrabando. Nunca se ha sabido que haya tenido simpatías por los Flores Magón o sus partidarios; actualmente este negociante dirige la política del Condado de Starr y su influencia es por todos reconocida pudiendo decirse que resultan electos los funcionarios a quienes él presta su apoyo.
Hay en Rio Grande City como mil doscientos habitantes de los cuales unos mil son de origen mexicano y como cincuenta solamente conservan la ciudadanía mexicana.
En Roma sus cuatrocientos habitantes son de origen mexicano y unos cuantos unicamente son ciudadanos de la República.
Armas y municiones se venden libremente en Roma y Rio Grande, y la mayoría de las personas tienen en su poder una o varias.
C. Camargo, en ruinas desde la última catástrofe, está en una situación aflictiva y sus habitantes que atienden al remedio de su situación, son enteramente pacíficos.
En Roma y Rio Grande City con frecuencia hay desavenencias entre sus vecinos pero se deben exclusivamente a cuestiones políticas locales.
Brownsville y Matamoros.
En Brownsville se sirvieron informarme muy ampliamente, sobre el estado en general del lugar, los funcionarios americanos y nuestro Cónsul el Sr. Dr. Miguel E. Barragán y en Matamoros de preferencia el Sr. General Lauro Villar, Jefe de las Armas.
Mis investigaciones privadas estuvieron enteramente contextos con los informes de estos señores sobre la calma y completa paz de estas poblaciones.
En Browsville hace tres años que hubo alguna excitación con motivo de unas armas que dejó ocultas el sedicioso Antonio de P. Araujo y que fueron descubiertas por la policía siendo entregadas a las autoridades mexicanas de Matamoros. Despues de este incidente nada de particular ha acontecido ni nadie se ha ocupado de la obra de los Flores Magón. Quienes en un tiempo simpatizaron con ellos fueron: N.A. Saldaña, Gerónimo Ramírez, Manuel Robles, Leonides Sánchez, E. García, Fortunato E. Marín, Guadalupe García, Epigmenio Hinojosa. Todas esas personas de buena fe creyeron en el programa de los agitadores, pero según han confirmado sus actos posteriores, cuando se enteraron de sus verdaderos fines, abandonaron por completo sus ideas convirtiéndose en personas pacíficas dedicadas exclusivamente a su trabajo. No tomé sus filiaciones por juzgarlo inútil pues los más de ellos viven en Matamoros y los que no pasan allá libremente con mucha frecuencia.
Ha vivido en Brownsville un partidiario de los revoltosos que últimamente ha desaparecido; este es Higinio Tanguma cuya filiación aparece en el libro respectivo.
En Browsnville hay como doce mil habitantes siendo las dos terceras partes de procedencia mexicana y unos cuatrocientos ciudadanos mexicanos.
Estando Matamoros muy decaído y siendo escasos sus elementos de vida, buena parte de su población está emigrando a Brownsville.
Douglas, Naco y Nogales.
Estos lugares no abrigan por ahora agitadores activos y sus simpatizadores niegan terminantemente serlo. Están además todos los conocidos bien vigilados por nuestros Cónsules y por las autoridades del lado mexicano.
Como los Agentes Cónsulares en estas poblaciones tienen instrucciones de comunicar a esta oficina de mi cargo todo informe que tenga carácter político, yo estaré en condiciones de informar con exactitud lo que en lo futuro acontezca.
Clifton, Morenci y Metcalf.
Estos minerales siempre han sido un verdadero refugio de criminales procedentes de nuestra República; esta es la razón porque muchos de los que viven en tales lugares se han adherido al elemento revoltoso.
Al presente los adeptos y parciales están atemorizados de ver que en el mismo Territorio fueron condenados R. Flores Magón, Antonio Villarreal y Librado Rivera, como también porque saben que son objeto de una constante vigilancia; éstas son las razones de que sus trabajos sean ahora insignificantes, pero dentro de un periodo variable según las circunstancias en lo futuro, posible será que comiencen nuevamente a manifestar actividad. Creo por lo mismo que es muy conveniente haya un vigilante mexicano en estos campos mineros y ya tomo los datos suficientes para que si es necesario se mande, si a bien lo tiene la superioridad, un detective que esté siempre en contacto con los agitadores y se entere de sus planes.
Phoenix
En la capital de Arizona existe desde hace algunos años un pequeño grupo de mexicanos, de ciudadanía americana, miembros de la unión socialista “Independent Workers of the World”, que tratan de extender sus doctrinas entre las gentes de nuestra raza, pero lo hacen de una manera tan desacertada y son tan ignorantes los propagandistas que hasta las clases más humildes los acogen con burlas y los consideran absolutamente inofensivos. Fuera de ellos nadie en Phoenix simpatiza con los sediciosos.
Tucson, Arizona, diciembre 15 de 1909.


Arturo M. Elías
Firmado

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