Nº 261
AHSRE EXP. 16-6-8 F. 149
Regeneración, Semanal
Revolucionario, IV época, n° 47
22 de julio de 1911, Los Angeles,
California
“La Bandera Roja no se rinde”
Por fin comienza a
romperse el silencio. La prensa americana cerró los labios durante
semanas enteras, tratando de ocultar la verdadera situación que
prevalece en México. Tal parecía que la tranquilidad reinaba en
aquel país, que la Revolución había sido un fiasco, que Madero era
el dueño de la situación y que el pueblo había quedado conforme
con la ilusoria conquista del “sufragio efectivo”.
En vano dábamos a
conocer semana por semana detalles del grandioso movimiento del
Partido Liberal Mexicano. ¡Mentira! decían los incrédulos y los
malvados. No hay movimiento liberal, esto es, económico, en México.
La Revolución Social sólo existe en la calenturienta imaginación
de los redactores de Regeneración.
Casi dos meses ha durado
el silencio de la prensa burguesa yanqui; pero no pudo al fin ocultar
lo que sucede en México y ha comenzado a hablar.
La Dictadura Madero de la
Barra se derrumba. Dentro de algunas semanas, ese mostruoso
despotismo habrá pasado a la historia y si Porfirio Díaz logró
salir con vida del territorio mexicano, tal vez no tengan la misma
suerte sus dos sucesores.
El Partido Liberal
Mexicano gana terreno, según propia confesión de la prensa
americana. Guerrillas activísimas sostenedoras de la Bandera Roja,
operan en los Estados de Durango, Coahuila, Chihuahua, Sonora,
Veracruz, Oaxaca, Yucatán, Tamaulipas y en el territorio de la Baja
California, según las últimas noticias de la prensa burguesa.
¿Qué dirán ahora los
leaders socialistas Debs, Berger y otros de la misma calaña que
aseguraban que era imposible que en México hubiera Revolución
Económica? ¿Qué dirán esos pretendidos amigos de la clase
trabajadora que nos abandonaron en los momentos más críticos
creyendo que Madero era el hombre de la situación? ¿Qué dirá
ahora el pobre Shoaf en su Appeal to Reason? ¿Qué dirán
ahora los Perrone y los Galleani y otros miserables que intentaron
sorprender a los libertarios de toda la tierra echando sobre nosotros
absurdos cargos como mentirosos y bribones, con el perverso fin de
que nuestros hermanos libertarios nos retirasen su valiosa ayuda y
pudieran Madero y de la Barra ahogar en sangre el movimiento
libertario en México?
Perseguidos los miembros
de la Junta en Los Ángeles, faltos de parque y de buenas armas
nuestros heróicos compañeros, Regeneración agonizando por
falta de dinero, parecía que todo había concluído. Los cobardes
se escondieron o nos traicionaron, los calumniadores nos envolvieron
en una atmósfera de antipatía y de odio mortal, y así, perseguidos
nosotros aquí; perseguidos nuestros hermanos de México, luchando
contra los gobiernos y contra la miseria, los firmes no hemos
desmayado, no nos hemos desalentado, no hemos retrocedido ante los
peligros, y, constantes y enérgicos hemos sostenido bien alto
nuestra querida bandera, la gloriosa Bandera Roja de los
desheredados, de los plebeyos, de los hambrientos. La crisis fue
terrible; pero nuestro ánimo es siempre el mismo. Sabemos que
estamos destinados a guardar un puñal en nuestras carnes o a morir
de tisis en cualquier presidio. Aceptamos con gusto nuestro destino
satisfechos de haber hecho algo en favor de los esclavos.
No luchamos por los
ricos, sino por los pobres, y, naturalmente los ricos han declarado
guerra a muerte al Partido Liberal Mexicano; pero toda persecución
es inútil. Al ordenar Madero a las autoridades de Washington que se
nos arrestase, no hizo otra cosa que abandonar un poco más el
sepulcro donde quedarán sepultadas las ambiciones.
Compañeros trabajadores:
no hay que desmayar. Cualquiera que sea la suerte que nos toque a
los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano,
vosotros debéis continuar luchando. No hay que pensar en jefaturas.
Los ideales purísimos que sostenemos están reñidos con
imposiciones de toda clase. No nos consideréis como jefes, sino
como hermanos. Que cada uno de vosotros sea el jefe de sí mismo, es
lo que ardientemente deseamos. Los libertarios no estamos
acostumbrados a tener “leaders”.
Tened bien presente que
estáis luchando por conquistar el derecho de vivir que tiene toda
criatura humana. No estáis luchando por encumbrar a nadie al poder,
porque sería tanto como sacrificarse por tener un nuevo verdugo. La
lucha se ha aclarado. Los campos están ahora perfectamente bien
deslindados. En las filas del Partido Liberal Mexicano no hay ya
ningún político. Los políticos desaparecieron tan pronto como
comprendieron que los liberales no luchamos por elevar al poder a
ningún hombre, sino que nuestros esfuerzos todos se encaminan a
arrebatar de las manos de los capitalistas la tierra y la maquinaria
de producción para el provecho de todos y cada uno de los habitantes
de México, hombres y mujeres. Conque a luchar, compañeros. De
cualquier manera podéis prestar vuestros servicios a la causa de los
trabajadores, ya tomando un fusil para lanzaros a la lucha armada, o
bien enviando vuestro óbolo a esta oficina o propagando por todas
partes las tendencias verdaderamente emancipadoras del Partido
Liberal Mexicano. No hay que desmayar. El triunfo tiene que ser para
los pobres.
Ricardo Flores Magón
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