Nº
54
AHSRE
L-E-920 F 180A a 180D
St.
Louis. Missouri, 12 de noviembre de 1906
St.
Louis City Hospital
Carta
de Librado Rivera a Concepción Arredondo, vía Gertrude J. Blyte
St.
Louis, Missouri
The
Common Seal of the City of St. Louis
Health
Department City Hospital
John
Young Brown, M. D.
Sup't
and Surgeon in Charge
St.
Louis, Mo. 12 nov/906
Miss
Gertrude J. Blyte
My
dear Miss:
Please
send this letter to my dear wife. I will be much obliged to you for
this favor, yours truly
Librado
Rivera
Firmado
Muy
amada esposa,
Cuanto
he sufrido moralmente pensando en la triste situación que guardas.
A tí, más que a mis hijitos, te considero por lo mucho que
sufrirás. Qué se va hacer ahora! Jamás me soñé con disfrutar
algún día de una vida llena de felicidad. Esto tendría que
suceder; y por desgracia nuestra ha pasado cuando nos llegó la
miseria a su mayor altura.
Voy
a contarte lo que me pasó el día que me aprehendieron.
Pero
prefiero contártelo más tarde a fin de darte todos los detalles.
Por ahora no conviene perder más tiempo. Es necesario que recibas
esta carta cuanto antes. Temo que de algún momento a otro me saquen
de este hospital y conviene que sepas que he estado bien.
Solo
estuve dos días en la cárcel de la ciudad, cuando me condujeron a
la Oficina de Emigración. Sin duda que por las mentiras que les
conté, con el fin de guardar el incógnito, me enviaron a la
Inspección de Salubridad, pero sin inspección alguna me pasaron al
hospital de la ciudad.
Aquí
me vacunaron inmediatamente que me presenté al establecimiento. A
todos los que están vacunados los vacunan luego. Yo no había
pasado por la vacuna nunca y sin embargo, no me he enfermado de
viruela.
Me
encerraron aquí en una bartolina o celda. A los dos días me
hicieron un reconocimiento general, y viendo que de nada padecía, me
echaron fuera de la bartolina y desde entonces estoy con los enfermos
libres.
Pero
la Inspección que me han tratado de hacer ha sido otra.
Desde
que estuve en la cárcel me han puesto hasta tres espías; con estos
había salido victorioso, pero el sábado pasado (día diez) caí.
¿Te
acuerdas del chaparrito americano aquel que habla español, aquel que
todos conocemos por ser el más antiguo que teníamos como amigo? No
te digo más.
Ese
desgraciado fue el delator; hoy volvió y lo despedí mal.
Cuídese
mucho, especialmente de los espías.
No
sé cómo pensar en tu ida. Ustedes resuelvan lo que crean
conveniente.
Ayer
me sacaron de la cárcel de la ciudad y hoy me volvieron al hospital,
ya con orden del presidente.
De
un momento a otro me llevarán para México. Se me pasó referirte
un detalle que importa que conozcas.
El
mismo día que me aprehendieron y después de dos horas de examen
respecto a mi venida a esta ciudad, ví que recibieron un telegrama.
Comprendí que en este telegrama se describía a mi persona y aún se
dieron algunos detalles respecto a un hermano mío que padece de
Comprendo
que este desgraciado acontecimiento (que el mismo gobierno tiene la
culpa) lo van a explotar a su gusto nuestros enemigos. No importa
eso, más tarde comprenderán que siempre estuvo la razón de nuestra
parte. Nuestra lucha ha sido honrada.
En
este momento voy a escribir una carta al tirano Porfirio Díaz a fin
de que sepa por mí mismo quien soy.
Mis
recuerdos más sinceros a todos.
Muchos
besos y un abrazo muy apretado para cada uno de mis queridos hijos.
Tu
esposo que mucho te quiere.
Librado
Rivera
Firmado
P.S.
En todo caso te recomiendo a mis hijos. Cuídalos mucho. Tú serás
siempre una buena madre con ellos en todo tiempo. Enséñales mis
principios mientras yo sufro la condena que me tenga destinada el
Gobierno de México. Si me tuviste algún afecto como no lo dudo
jamás, ese afecto conságralo todo a nuestros hijitos y edúcalos
como puedas en las buenas ideas. Nada de preocupaciones religiosas.
Más tarde creo que podré escribirte. En este hospital tengo espías
de México. No vengan porque estos espías observan todos mis
movimientos. Ya son dos los canallas que me proponen riquezas. El
mismo chaparrito me daba un billete de $10.00 y me dijo que me daría
el dinero que necesitara.
Se
lo arrojé y le dije que jamás me visitara
No hay comentarios.:
Publicar un comentario