Nº 172
AHSRE L-E-942 FF. 186 a190
Consulado de México
Del Río, Texas: 26 de enero de 1909.
Nº 14
RESERVADA
Oficio del Cónsul en Del Río,
Texas: M. T. Cuesta al Secretario de Relaciones Exteriores
México, D. F.
Asunto: Appeal to Reason, Eugene V.
Debs, “Rescue The Refugees”
Como juzgo que sea de
interés para esa Secretaría al muy digno de usted, todo lo que se
publique en este país, relacionado con sediciosos mexicanos y
periodistas mexicanos revoltosos, me permito el honor de insertar,
para su conocimiento de usted, la traducción del artículo Rescue
the Refugees de Eugene V. Debs, que apareció en la publicación
hebdomadaria Appeal to Reason, de Girard, Kansas, la cual se
considera el portavoz del Socialismo Internacional. La traducción
del artículo citado es como sigue:
Rescatemos a los
refugiados
Cuando Luis Kossuth, el
revolucionario húngaro, se refugiaba de su país en los Estados
Unidos por el año de 1851, por atentar la caída de su gobierno, fue
recibido por el Presidente Fillmore como el más distinguido de los
patriotas húngaros, equiparado con Washington por el Congreso
Americano y saludado fraternalmente por el entusiasmo del pueblo
americano. Era un rebelde revolucionario y antes de efectuar su fuga
fue procesado por traición y condenado a cuatro años de presidio en
virtud de haber ofendido el derecho de seis patriotas suyos que
habían sido encarcelados ilegalmente. Hay ahora cinco patriotas
aprisionados injustamente, no en Hungría, si no en los Estados
Unidos; no por haber consumado crímenes, sino que como Kossuth, por
haberse opuesto al sistema dictatorial de su país natal.
Los patriotas mexicanos
Flores Magón, Antonio I. Villarreal y Librado Rivera, que permanecen
en los calabozos de Los Angeles; Jan Pouren y Christian Rudowitz,
revolucionarios rusos que permanecen en los calabozos de Nueva York y
Chicago, respectivamente. Magón era Presidente del Partido Liberal
Mexicano, Villarreal su Secretario y Rivera uno de los vocales. Los
tres son suficientemente educados y patriotas amantes de la libertad.
Opuestos al despotismo de Díaz, que es una mascarada de república,
fueron prevenidos de la venganza que les amenazaba y se vieron
obligados a emigrar a los Estados Unidos. Perseguidos después por
DETECTIVES, fueron reducidos a prisión bajo cargos supuestos y a
punto de ser extraditados por el Gobierno Mexicano para ser
ejecutados por traición, cuando el Partido Socialista interpuso su
influencia que ha dilatado su extradición. Las autoridades
mexicanas no escatiman medios con tal de que no puedan escapárseles
estos patriotas.
Jan Pouren y Christian
Rudowitz, habiendo participado, hace tres años, en la revolución
rusa, se vieron complicados a emigrar a los Estados Unidos, a fin de
ponerse a salvo. Encontrados en los Estados Unidos por los rastreros
HOUNDS del Czar, fueron arrestados a instancias de las autoridades
rusas para su estradición. El crimen de que se acusa a estos
sujetos, es de naturaleza puramente política, sin sujeción a
ninguna ley de los Estados Unidos en que se funde su extradición.
Son precisamente criminales en el mismo sentido en que lo fueron
Paine, Franklin, Jefferson, Patrick, Henry y Nathan Hale en 1776.
Magón, Villarreal, Rivera, Pouren y Rudowitz, son patriotas en el
sentido más lato de la palabra, que hicieron o intentaron hacer, lo
que hicieron los hombres del 76 por las colonias americanas. Por
esto merecen ellos ser honrados como hombres, en vez de estar
encarcelados como felones.
Unos cuantos años
pasados no se hubiera cometido el atentado de tamaño ultraje. Ni
debiera ser posible ahora. Cada uno de nosotros debiera ruborizarse
de verguenza por ello.
Juzgad cómo se les ha
permitido a esos asesinos, rusos y mexicanos, perseguir a sus
víctimas en el mismo centro de esta tierra ostentosa de libertad, en
este asilo para los oprimidos de otras naciones!!
Imaginaos a Uncle Sam
como el sabueso sanguinario que lleva el collar de Díaz de México y
el de Nicolás de Rusia! Sombras de Sam Adams y Ethan Allen!
Miles de los mejores y
más valientes ciudadanos de este país vinieron a nuestras costas
como refugiados y expatriados de países Europeos, dándoseles la
bienvenida como héroes y honrados como patriotas. Hoy sus hijos y
sus nietos, con supina indiferencia, presencian el bochornoso
espectáculo de otros refugiados que son ahorcados en nuestras antes
hospitalarias puertas, y arrojados a las prisiones como criminales.
De pocos años acá tales
afrentas a las más sagradas tradiciones americanas han sido
toleradas y ésto desde el advenimiento de la plutocracia americana y
su toma de bonos rusos y concesiones mexicanas.
A esto debe tomarse en
cuenta la obsequiosa visita de Root a Díaz y la servil peregrinación
de Taft a Nicolás, exhibiciones de generación americana revelada
hasta el último grado.
¿Qué se ha hecho de
nuestra orgullosa república y sus atesoradas memorias de la
revolución?
¿Qué de su tradicional
aversión a la tiranía y amor por la libertad?
Los cinco prisioneros
políticos detenidos aquí por orden de los déspotas mexicano y ruso
son modernos Kossurhs nutridos con el espíritu del más acendrado
patriotismo y encendidos de pasión por la libertad; y en este país,
más que otros, a no ser que haya tomado un lugar entre los
despotismos de la tierra, debieran ser recibidos con los brazos
abiertos y que a los sanguinarios sabuesos que los persiguen se les
prohibiera cruzar la línea divisoria.
¿Se hubiera atrevido el
gobierno de Austria Hungría a perseguir a Kussuth hasta los Estados
Unidos en 1851 y demandar su extradición?
Por la simple razón de
ser un rebelde en contra de la tiranía, y acusado de traición por
un déspota, se le dio la bienvenida oficialmente por el gobierno
americano y recibió honores de parte del pueblo como pocos hombres
lo han recibido.
Sesenta años después,
más ó menos, este mismo gobierno americano arresta y aprisiona a
los Kossuth que emigran a sus costas en busca de asilo y seguridad y
los devuelve con mucha sangre fría a sus verdugos y tiranos.
Oh, qué cambio en tres
veintenas! Cuando Kossuth vino, su amor por la libertad y su
virilidad para luchar por ella conquistó una corona de héroe y
aplausos de toda la nación. Cuando Magón, Rudowitz y sus
compatriotas vinieron, su patriotismo y amor por la libertad les
conquistó los grilletes de los felones, encontrándose hoy en las
celdillas de una prisión contemplando el país de los libres y su
pabellón adornado de estrellas.
El asilo legado por
nuestros padres revolucionarios se han convertido en prisión
fortaleza y el patriotismo ha degenerado en crimen.
¿Puede algún ciudadano
americano que se respete a sí mismo ver a estos valientes hombres, a
estas grandes almas, a estos refugiados, de frente, aunque sea en la
imaginación, sin ruborizarse de humillación y de verguenza?
Qué diría James Otis y
Patrick Hanry al ver a estos espíritus abnegados y amantes de la
libertad en las cárceles americanas, vigilados por sanguinarios
sabuesos mexicanos y rusos? Sus ojos centellarían al lanzar el rayo
de sus iras sobre el despotismo del tirano y la degeneración del
pueblo.
Pero estos son los días
de Rockefeller, no de Jefferson; de Morgan, no de Paine; de Carnegic,
no de Kosciusko.
La burocracia que
gobierna a Rusia y la plutocracia que gobierna a los Estados Unidos,
son la misma en espíritu y no hay diferencia material entre Nicolás,
Díaz y Roosevelt.
Por esto es que algunos
patriotas mexicanos y rusos se encuentran confinados en cárceles
americanas.
Por lo que a las
autoridades concierne, ellas han dado su fallo. Foote actúa por
todo el cuerpo plutocrático. Devuelvánse al infierno es el
veredicto. El sanguinario Czar groseramente lo demanda y Uncle Sam
sumiso lo concede.
Una tempestad de
indignación debiera levantarse y barrer con este estado de cosas y
revocar tan reprobado veredicto. Es un crimen contra el patriotismo
y un insulto a la virilidad americana.
Ultraja a la decencia y
escupe el rostro al respeto propio.
Cada hora que estos
nuestros camaradas, que buscaron seguridad a nuestras puertas para
escaparse de los sabuesos infernales, se encuentran en nuestras
cárceles, será una desgracia eterna para todos nosotros. Nunca
podremos justificarnos ante ellos ni disculparnos ante nosotros
mismos ni ante nuestra conciencia.
Levantémonos en toda
esta nación y demandemos la libertad inmediata e incondicional de
estos patriotas refugiados. Desde luego, llamemos a juntas públicas
en masa en cada Estado de la Unión, y contra el agravio de este
flagrante insulto y removamos esta sucia mancha de la honra del
pueblo americano.
Resolvámonos a hacer que
el derecho de asilo sea preservado, y que los refugiados de la
tiranía sean bienvenidos aquí y que ningún sabueso extranjero se
atreva a perseguirlos en suelo americano.
Aprovecho esta
oportunidad para reiterar a usted las seguridades de mi muy atenta
consideración.
M. T. Cuesta
Firmado
Señor Secretario de Relaciones
Exteriores, México, D. F.
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