Oficio del Cónsul en Los Angeles, California: Antonio Lozano al Secretario de Relaciones Exteriores


Nº 177
AHSRE L-E-954 FF. 152 y 153
Consulado de México
Los Angeles, California, 6 de marzo de 1909
Nº 30
RESERVADA.

Oficio del Cónsul en Los Angeles, California: Antonio Lozano al Secretario de Relaciones Exteriores
México, D. F.

Asunto: La prensa informa del traslado de los prisioneros a Tucson y del espionaje realizado a las cartas que éstos enviaban.

Constándome la extrema precaución de que se hizo en la Oficina del Marshal para guardar secreta la fecha de la translación de los revoltosos a Arizona y evitar asi cualquiera demostración por parte de sus correligionarios, me causó positiva sorpresa que el Times del dia 3 del corriente diera noticia de la salida de los prisioneros, expresando en qué tren debían partir y dando los nombres de quienes iban resguardándolos; pero todavia me causó mayor sorpresa y disgusto un reporter del Examiner quien, después que habia sido enterado de que ocurría yo dos o más veces por semana a la cárcel del Condado para registrar la ropa de los prisioneros y sacar de ella las cartas que escribían, a fin de fotografiarlas, me suplicaba le facilitara algunas de esas cartas para publicarlas en su periódico.
Le contesté que seguramente habia padecido una equivocación quien le dio la información, porque no tenía yo noticia de semejantes cartas. Entonces, para demostrarme seguramente que conocía todos los detalles, me dijo que él se referia a los pedazos de lienzo escritos que acostumbraba yo sacar descosiendo la ropa de los prisioneros y, una vez fotografiados, los volvía a colocar en el lugar que los hallara, cosiendo nuevamente dicha ropa. Insistí, no obstante, en mi negativa, agregando que las únicas cartas que sabía yo hubieran sido sorprendidas en la prisión eran de dos o tres que se habian pretendido hacer llegar a los interesados en unos bizcochos o fruta, haria como cinco o seis meses, las cuales cartas, sin interés especial, se me dijo que habian sido fotografiadas y entregadas sus copias al Procurador de los Estados Unidos. Dando allí por terminada la entrevista despedí atentamente al reporter, quien se retiró aparentando convenir en que habia sido mal informado, para lanzar al dia siguiente (viernes 5) la noticia en la forma en que se servirá usted ver por el recorte del periódico que tengo el honor de incluir, marcado con el número 2.
Durante el tiempo que transcurrió para que pudiera yo hablar con el Sheriff, abrigué la creencia de que algunos de los empleados de la cárcel habían descubierto al reporter todo lo relativo a la correspondencia sorprendida, pero luego que hablé con Mr. Hammel (Sheriff y jefe de la prisión) aclaré que el responsable era un individuo apellidado Quinn, quien tuvo algún empleo en la prisión y fue separado de él hará unos cuatro meses. Mr. Hammel fue enterado de ello por el Alcalde, pues éste, el dia 2 en la noche, oyó casualmente al mencionado Quinn estar hablando con el dueño de un expendio de tabacos, a quien dijo que al dia siguiente iban a ser transladados los prisioneros, cuya custodia le estaba encomendada y a cuatro oficiales más de la oficina del Marshal.
Como lo dicho por Hammel no me satisfacia por completo, porque, si acaso, demostraba que Quinn habia descubierto la fecha de la traslación de los prisioneros, hablé con el Alcalde, Mr. Gallagher, y éste, para convencerme de que Quinn era el delator, me recordó un incidente que habia yo olvidado y que consistió en que, una de tantas ocasiones que se me entregó el bulto conteniendo la ropa sucia de Flores Magón, siéndome entregado el bulto en esa vez por Quinn, en presencia del Alcalde de la prisión y en el cuarto particular de éste, donde me encerraba yo para hacer el registro, hubiera demorado éste, pretextando algo, hasta que Quinn se retiró y no espontaneamente sino obligado por Mr. Gallagher, quien más tarde supo que el repetido Quinn manifestó grande enojo porque no se le permitió que presenciara mis pesquizas.
Conociendo ya quien habia sido el informante, lo comuniqué al Procurador y éste va a intentar que de alguna manera se le castigue, más cuando es notorio que Quinn no merece confianza, por haber externado lo relativo a la translación de los revoltosos, cuyos detalles, según informo al principio, aparecieron en el Times del dia 3, cuyo recorte, por duplicado, tengo el honor de remitir adjunto, señalado con el número 1.
Reitero a usted las seguridades de mi consideración más respetuosa.


Antonio Lozano
Firmado


Señor Secretario de Relaciones Exteriores. México.

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