“El traidor Porfirio Díaz” (y otras notas)


N° 122
AHSRE L-E-929 FF. 364 y 365
Revolución, Semanario Liberal, Los Angeles, California.
1 I año, n° 22, 6 de noviembre de 1907.

El traidor Porfirio Díaz” (y otras notas)

El Objeto del Viaje Root
Fueron vanos todos los esfuerzos que hicieron Teodoro Roosevelt y Porfirio Díaz para dar un carácter inocente al viaje aparatoso llevado a cabo por el Secretario de Estado Elihu Root a México hace pocas semanas: en la mente de todos los que piensan se agitó la sospecha de que fines políticos eran el resorte de esta gira que tuvo mucho de anuncio de circo y muy poco de la seriedad que se pretendió darle; pero si en la forma fue poco serio ese viaje, si Root pasó ante las multitudes sin dejar otra huella que la risa que provoca la presencia de un payaso, hay en el fondo de ese paseo un asunto de suprema gravedad para el porvenir del pueblo mexicano.
Todos sabemos que Porfirio Díaz no tiene más que una ambición: la de mandar, la de hacer sentir su poder y obrar según su capricho. Para satisfacer su ambición se despoja de todo sentimiento hermano, ahoga sus escrúpulos, castra su honradez y convertido en monstruo, atormenta mujeres, embrutece al pueblo por los medios más eficaces: la miseria y la ignorancia. Pero eso no basta: por mucho que arraigue la cobardía, por más extendido que se halle el envilecimiento, hay corazones fuertes que no se corrompen y que, inflamados de amor por los que sufren, se unen, se alientan y comunican su entusiasmo y su ardor a otros corazones cuyos estremecimientos turban la quietud de muerte que fabrican los tiranos y anuncian el despertar tormentoso de las ansias comprimidas, prontas a convertirse en la explosión justiciera que por el hierro y por el fuego habrá de llevar nueva vida y energías nuevas a una sociedad que desfallece por falta de valor y sobra de vileza.
Porfirio Díaz ha puesto la mano en el corazón del pueblo, y como Pelletán, lo ha sentido latir, el que lo creía bien muerto.
Y como la vida del pueblo es la muerte del tirano, como no puede ser sólido un despotismo que no haya logrado extirpar del corazón de todos los hombres el sentimiento del honor y de la vergüenza, Porfirio Díaz ha temblado al presentir el hundimiento de su poder, el naufragio ruidoso de su vana grandeza, el desplome seguro de su obra de tinieblas, la catástrofe fatal de treinta años de injusticia.
Ante la inminencia de su caída, Díaz no ha vacilado: nuevo Estrada Palma está dispuesto a poner en manos de Teodoro Roosevelt el honor y la vida del pueblo mexicano. A arreglar ese negocio fue a México Elihu Root. Un telegrama de Washington que apareció esta semana en los diarios americanos no da lugar a dudas. Se anuncia en dicho telegrama que en la próxima sesión del congreso de este país se presentará un nuevo tratado con México, en el que asegurarán como asuntos principales: la reforma de las leyes de inmigración con el objeto de entregar a las autoridades políticas, la concesión de derechos especiales al Gobierno de los Estados Unidos en los mares mexicanos y el compromiso de una alianza ofensiva y defensiva entre México y los Estados Unidos.
Díaz necesita que Teodoro Roosevelt le entregue los hombres que con sus trabajos revolucionarios amenazan derribarlo, y para conseguir su objeto compromete la independencia de la nación, pues grave es el compromiso de México en los actuales momentos en que se anuncia una guerra próxima entre Japón y los Estados Unidos. México, conservando una actitud neutral, nada tendría que temer del Japón; pero desde el momento en que concede privilegios especiales a los barcos de guerra americanos en aguas de la nación, y por el hecho de la alianza ofensiva y defensiva con los Estados Unidos lanza un reto injustificado, estúpido, al gobierno japonés, reto que será pagado con torrentes de sangre mexicana y con la esclavitud probable del pueblo.
A ese precio compra Porfirio Díaz la seguridad de oprimir y de robar al pueblo mexicano hasta que llegue el momento en que se abra la tierra y se trague a ese viejo perverso.
Muy pronto se verán envueltos en una guerra tremenda los estados unidos y el Japón, y México, en virtud del tratado en proyecto, se verá envuelto también en la misma guerra. El pueblo mexicano no tiene ningún interés en medir su bravura con la bravura japonesa, no ha recibido ningún ultraje del pueblo japonés, y sin embargo, y sólo porque si le conviene al viejo mentecato que lo oprime, será arrastrando a los campos de batalla donde disputará, no su honor, ni su libertad, ni su felicidad, sino que defenderá el orgullo del tirano que lo hace desgraciado, y, sin sospecharlo, defenderá los odiosos intereses de los millonarios americanos, esto es, de los vampiros que sostienen a Díaz como una garantía para robar y aun para asesinar.
Recordad a Cananea…
Con mejores datos trataremos este delicado asunto en el número de REVOLUCIÓN concretándonos, por lo pronto, a señalar al pueblo la gravedad de los compromisos que sobre la nación arroja el tirano, que no tiene otro fin que ganarse el apoyo de Teodoro Roosevelt para que éste lo ayude a sofocar la revolución.
Es preciso que los mexicanos se armen rápidamente para derribar al tirano antes de que acabe por solicitud la anexión de México a los Estados Unidos, como hizo con Cuba el afeminado Estrada Palma.
No hay tiempo que perder. A armarse todos.
Marranos
Un manojo de serviles, Irineo Paz, Heriberto Barrón, Melesio Parra y Samuel G. Ávila, se han propuesto, según parece, exhibir el nivel moral de los que ellos llaman la Asociación de Periodistas.
Esos cuatro: Irineo, Barrón, Parra y Samuel G., andan mendigando la libertad de Don Filomeno Mata, Director de El Diario del Hogar, que actualmente se halla preso en la cárcel de Belén en México. El cuarteto, servilmente, sin sentir rubor en sus rostros curtidos de lacayos fue a suplicar, a implorar de José María Espinosa, Gobernador de San Luis Potosí, que diera libre a Filomeno.
¿No es esto bochornoso?
Para un hombre digno, sí; pero para aquellos eunucos acostumbrados ya a dar lustre las botas de sus amos a punta de lengua, es un motivo de satisfacción doblar la espina y hundir las rodillas en el polvo.
Los cerdos jamás aprenderán a erguirse.
Último ultraje de la justicia bonapartidista
La defensa nos comunica de un telegrama de Washington que a la letra dice: Retire los cargos por México en contra de Lara, pero deténgale y dele entrada a los mismos cargos por el Estado de Sonora.
México tiene veintisiete estados; así pues, está sucia farsa de justicia puede ser repetida veintisiete veces, deteniendo al prisionero, por cada vez, cuarenta días. Esto quiere decir que el camarada De Lara tiene la probabilidad de sufrir un aprisionamiento de mil ochenta días, casi tres años; y para entonces algo nuevo puede ser inventado y jurado en falso indefinidamente, usando siempre como base operaciones innumerables e imaginarios cargos que traerán como los presentes la marca visible de falsedad.
El camarada de Lara es un miembro reputado de la Sucursal en Los Ángeles del Partido Socialista de América, a la cual se adhirió inmediatamente después de su arribo de Cananea de Sonora, México, donde estuvo a punto de ser fusilado por jenízaros de Greene por el crimen de haber organizado un Club Socialista en aquella población.
En Los Ángeles estaba trabajando activamente, junto con otros socialistas mexicanos por despertar por medio de la educación social a los jornaleros importados de su suelo natal; haciendo este trabajo con la sanción de la Sucursal. Aquí publicó una novela descubriendo la asquerosidad de los venales empleados administrativos mexicanos. Y ahora Díaz y Greene quieren su vida a toda costa porque él conoce los sucios enjuagues de [?] que ellos quisieran.
¿Querrán los socialistas de América unirse ahora para defender en una viril y poderosa protesta a su camarada mexicano que se halla entre las garras de la injusticia mercenaria imperialista? ¿O permanecerán inactivos encontrándose en ruines ideas y subterfugios, presentándose así ante el mundo entero como una horda de egoístas petulantes que sólo saben hablar mucho, pero que tiemblan cobardemente a la hora de acción?
Eso es lo que los Socialistas y Unionistas de Los Ángeles quieren saber.
(“Common Sense”—Noviembre 9 de 1907 – Los Ángeles Cal.)

***
Es de esperarse, y confiamos en que así será, que no solamente Socialistas y Unionistas de América levantarán viril protesta contra los desmanes de los protervos, sino que a ellos se unan para honra de la humanidad, todos aquellos que tengan el alto honor de ser verdaderos hombres y no cerdos humanos.
Injusticias y crímenes de lesa humanidad como los que a diario se cometen en México y ahora se están cometiendo en esta ciudad deben combatirse activa y desinteresadamente, no sólo por las víctimas sino también por todo aquel que en medio del relajamiento moral actual que aqueja al mundo, sienta un ápice de rubor y dignidad.
Es denigrante para nuestro pundonor permanecer pasivos ante las ruindades, ante los crímenes y maldades de esos hombres, monstruos mejor dicho, que por medio del capital o de la matanza bruta, se apoderan del Poder, no para educar, no para guiar a un pueblo por la senda que lo lleve a la sociedad bella del mañana de Justicia y Fraternidad, si no para saciar su sed personal de sangre y oro.
Es denigrante ser pasivos.
Seamos dignos y luchemos.
What the Liberal Party of Mexico stands for
The absolute freedom of the press in discussing ail matters pertaining to the regulation of the national Government.
The election of a President every four years, an honest vote and the elimination of the Diaz ring which has controlled the elections for the last twenty two years.
The right of any party or organizations to educate the mases in matters of political and social reform.
Restriction of the rights of Governors of State and representatives in the legislative bodies, and election of Governors and representatives by the vote of the people.
Right of fair trial to all persons arrested on charge of crime, and elimination of the practique of imprisoning offenders without due investigation by a court of justice.
Fair wages and reasonable hours for the laboring classes.

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